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LA COFRADÍA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO O DEL CORPUS CHRISTI DE MOTA DEL MARQUÉS
El pasado día 6 de junio de 2021, hemos celebrado en Mota del Marqués la festividad del Corpus en la Iglesia de San Martín. Aunque por segundo año con restricciones especiales debido a la pandemia, hemos podido contemplar las pertenencias de la Cofradía del Santísimo y a sus pocos cofrades actuales. La imagen recoge a la izquierda (Lado del Evangelio) el Pendón, en el centro los dos cofrades con la 1ª y 2ª Vara y la Custodia y a la derecha (Lado de la Epístola) el Estandarte.
Para recordar la historia de esta cofradía hemos hecho uso del estudio que en 1998 realizó sobre ella Javier Pascual Baladrón, fallecido en 2010, gallego en Castilla, gran compañero, buen amigo y profesor excelente, que sabía valorar y apreciar el caudal costumbrista y tradicional de nuestra villa. La mejor forma de agradecer esta consideración hacia nosostros es haciendo público un estracto del trabajo que llevó a cabo. Seguro que os resultará muy interesante, porque forma parte de nuestra historia.
Entre los siglos XVI y XVIII se crearon en esta parroquia casi una veintena de Cofradías y otras muchas Congregaciones. De entre aquellas, la del Santísimo Sacramento es la más antigua, se sabe de su existencia desde 1525, y pertenecía a Santa María de Castellanos y San Martín su anejo.
De esta Cofradía del Corpus, no se conserva el Libro de su Fundación y los primeros Estatutos, sólo algunas referencias dispersas permiten conjeturar fragmentariamente su trayectoria. Los primeros testimonios escritos accesibles se remontan a 1840 y en ellos se hace relación de los cofrades que fueron Mayordomos o "sirvieron la vara" a partir del año de 1780. Como ejemplo, el acta de 1885:
Del siglo XVIII también son las "Tarjetas" que llevan los cofrades sobre las varas. En la inscripción de la "Primera Vara" puede leerse lo siguiente:
DIO ESTA INSSª I BARA DE
LIMOSNA JOSEPH I FERADAS
I CUBAS ALLANDOSE MAIORDOMO
DEL SSº EL AÑO 1754
Hacia 1760, en la siguiente reseña se recoge la obligación de la cofradía de pagar al Cabildo las misas por los aniversarios de algunos cofrades, algunas eran cantadas, otras rezadas y otras, las más caras, concelebradas con todo el cabildo:
La cofradía conoció momentos de esplendor, con un elevado número de miembros (más de 80 en 1840), pero también etapas más bajas en cofrades y recursos económicos. La actual sería una de ellas y, como reflexión personal, en manos de los motanos está poner remedio, pues sin duda debemos ser los más interesados en preservar y conservar el legado patrimonial que hemos recibido.
Celebraba sus cultos en los días de Jueves Santo, Corpus Christi, Viernes de Minerva, Domingo siguiente y Miércoles y Jueves siguientes o de la Octava.
El día de Jueves Santo, tras la ceremonia del lavatorio de pies y la exposición del Monumento, se efectuaba una procesión intramuros de la iglesia de San Martín, 'alumbrada' por los cofrades del Santísimo Sacramento. Ellos mismos hacían la vela nocturna. El uso de la cera y de las velas hasta la llegada de la luz eléctrica, además de iluminar, tenía un alto contenido simbólico.
Aparte de la solemne procesión del día del Corpus por las calles de la villa, con presencia de todos los miembros de la cofradía, con el pendón, el estandarte y el palio, sostenido exclusivamente por cofrades, se realizaban dos procesiones más: una el Viernes de Minerva por la mañana, tras la misa y desde la Iglesia del Salvador, con el Santísimo y una valiosa imagen de la Concepción, iba hacia San Martín. En la Calle de la Villa se situaba un altar presidido por la Virgen de los Remedios, procedente del viejo Hospital de los Caballeros Teutónicos (durante unos años la encargada de instalar el altar fue la madre del Sr Jesús "el Grillo"). Tras pasar por la Plaza Mayor, llegaba a San Martín, en cuya entrada se detenía la procesión y se rezaba una oración. La foto corresponde a la procesión del día del Corpus de 1995.
La tercera procesión tenía lugar el Domingo de la Infraoctava del Corpus, la imagen incluida es de 1980. El trayecto comenzaba y regresaba a San Martín con el Santísimo y la imagen de la Virgen del Rosario.
Anualmente, los actos de culto eran presididos por Tres Cofrades, llamados 1ª, 2ª y 3ª Vara, por ser éstas el distintivo de su dignidad y función; en el extremo superior de cada una de ellas se inserta la "Tarjeta", pieza de plata grabada con motivos alusivos. Hasta principios del siglo XX, cada una de las tres varas correspondía a uno de los días de celebración.
Conviene prestar atención a algunos aspectos relacionados con el funcionamiento interno de la Cofradía y a otros datos curiosos:
Al cofrade que era Mayordomo o "Vara por vez primera" se le denominaba "En propiedad" y había de correr con los gastos el día en que "servía la vara". En la década de 1820-1830, los gastos consistían en tres cántaros de vino y el coste del tamborilero, incluída su manutención.
A los que "repiten vara" se les conoce como "Interinos" y percibían del Común de la cofradía el importe de los gastos. En las actas del Cabildo de 1867 y 1868 en el capítulo de gastos aparece anotado "Por el tamborilero, pagados 100 reales".
Cada mayordomo iba acompañado por tres "Mayordomas" si era su día, o por una en los días de los otros dos, con lo que siempre había "cinco mayordomas" que solían llevar mantilla y peineta, como recoge la primera imagen de 1964, la siguiente es de los cofrades en 2003.
Como prólogo a los actos litúrgicos, cada vara, en su día, debía recoger a los otros dos Mayordomos en sus respectivos domicilios. Una vez reunidos, se encaminaban hacia la Iglesia, con el pendón abriendo el cortejo. Terminados los actos de culto, se dirigían a la casa del "Vara" correspondiente, como se refleja la foto de 1955, a fin de recibir la Colación.
Hay una cuarta vara con su tarjeta que es la que porta "el Cuatro Cura", persona encargada de acompañar a las distintas varas a casa de los mayordomos y de presidir los dos Cabildos ordinarios que se celebraban al año: el primero, de organización, el domingo de Pentecostés para establecer los acuerdos en torno a los actos del año. La segunda reunión se efectuaba el día de la Octava con el fin de comprobar el cumplimiento de lo establecido y hacer las cuentas. En todas las Actas de los Cabildos se hace constar que los preside el Cuatro Cura, asistido por el Secretario.
En la Cofradía había también una persona, el "Muñidor", quien, a cambio del correspondiente pago, se encargaba de los avisos y cobros, así como de suministrar a los cofrades las velas que habían de mantener encendidas durante los actos cultuales.
Al finalizar los actos litúrgicos, se efectuaba "la Colación" ofrecida por el mayordomo o "Vara" correspondiente. El contenido de esta colación varía a lo largo del tiempo, desde chocolate, dulces, una copita de anís o de licor café, hasta que en 1886 se establece una colación fija que consiste en "dos puños de avellanas colmados y dos onzas de confitados o azucarillos, más una rueda de vino a los presentes". Para el "Cuatro Cura", el Mayordomo servidor de la vara debe poner sobre una mesa una bandeja con bollos y rosquillas. De 1993 es la imagen donde se aprecia el cesto con las avellanas.
Hoy día la colación se denomina "Refresco" y mantiene la tradicional costumbre de entregar a cada miembro de la cofradía los "dos puños" de avellanas y una copica de licor café, bebida emblemática de la Mota. Esta colación o refresco muestra una importante faceta de este tipo de asociaciones: la vertiente convivencial, de pura relación humana entre vecinos.
Actualmente las actividad de la Cofradía del Santísimo se limita al Jueves Santo y, naturalmente, a la función de Vísperas y al día del Corpus. Este día, después de la misa, se realiza una solemne procesión en la que los niños de comunión van tirando pétalos de rosas al paso del cortejo, que se detiene en los altares que se preparan en la calle. Las imágenes que se incluyen para terminar esta exposición pertenecen a la última procesión celebrada el año 2019.
El progresivo despoblamiento y envejecimiento del mundo rural ha afectado a nuestro pueblo como no podía ser de otro modo, pero la pervivencia de esta Cofradía del Corpus, junto con otras tradiciones religiosas y profanas, asegura la trabazón con la vida tradicional de la localidad, muy interesada en mantener vivo su rico patrimonio.